EL ARTISTA FEDERICO MARTÍNEZ ABORDARÁ LA MEMORIA COMO UN RECURSO SUSCEPTIBLE DE LUCRO
La jornada de Oriente / Paula Carrizosa
Marzo 9, 2017
La memoria como un recurso explotable, como un elemento cultural susceptible de lucro. Puebla, como una ciudad que ejemplifica la forma en cómo el patrimonio de la memoria se transforma en pro de lo turístico y lo redituable. A su alrededor, movimientos económicos y políticos que resultan en proyectos como el teleférico que afectan a esa riqueza patrimonial y atraen altos recursos públicos.
En ello se basa y delinea el proyecto de investigación artística que el artista Federico Martínez (Ciudad de México, 1984) desarrollará en esta ciudad, con el apoyo de la oficina de proyectos culturales LAALvaca y como parte del programa UrbanLab coordinado por el Latin American Inclusive Cities, en el que creador y oficina participan al lado de otros colectivos interdisciplinarios de Lima (Perú), Curitiba (Brasil), Medellín (Colombia) y San Salvador (El Salvador).
Al lado de Fernando Escobar, artista que reside en Medellín, Federico Martínez tomará a la memoria como nodo de su proyecto de investigación artística, con resultados que se presentarán en una exposición en el Palacio de Bellas Artes de Bruselas, de mayo a julio de 2017.
Bajo el nombre de Oficina Permanente para la Promoción y Gestión de la Memoria, la OPPGM, el proyecto gira en torno a la forma en que opera la producción cultural y artística en torno a la memoria, y cómo esta –más allá de ser un vehículo para recordar o visibilizar lo olvidado– ha sido tomada como una herramienta del lucro y la explotación.
Por ahora, durante su estancia en Puebla, Martínez se enfocará en identificar puntos, espacios, indicios de esta forma de producción que opera en una ciudad como Puebla, reflejado en proyectos gubernamentales como el propio teleférico que afectó la Zona de monumentos y en particular los Fuertes de Loreto y Guadalupe.
Durante una entrevista, refirió que cuando Escobar y él pensaron en el proyecto repararon primero en la forma en que la Unión Europea voltea hacia Latinoamérica intentando generar este discurso sobre la forma en que en esta región se gestiona la cultura.
“Creo que el trasfondo está en que la producción artística en América Latina se realiza en situaciones de crisis, algo que interesa a Europa debido a la precarización que existe en dicho continente”, expuso Federico Martínez.
Acotó que con la OPPGM buscarán que la memoria sea abordada no desde un exotismo ni un romanticismo exacerbado, sino como hoy en día la memoria se opera en beneficio del poder. Por ello, adelantó, el proyecto artístico se presentará así, como una oficina llena de papeles, documentos, mapas, relaciones.
Martínez, quien ya en 2013 tuvo en Puebla una residencia artística en el Museo Taller Erasto Cortés, opinó entonces que desde el arte, por lo menos desde esta estadía artística, es posible hacer una visibilización del problema y de sus procesos.
“Para nosotros una potencia de la memoria radica en que permite comparar el presente con el pasado, para decir que hoy como antes existen otras formas de vida y caminos de vivir”, precisó el egresado de la maestría en Artes Visuales en la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM.
Federico Martínez ahondó que desde el arte, incluso, se pueden tejer una especie de contrahistorias acerca de cómo los elementos –arquitectónicos, espaciales y simbólicos– son absorbidos y relacionados como lo político y el poder.
“El arte puede significar un contrapunto, una manera necesaria para escribir las historias del contextos sobre un punto inicial como ha sido la historia oficial, utilizada como un mecanismo de neutralización de la memoria”, apuntó.
Seguro, considera que proyectos de este tipo puede generar otras versiones de la historia, atendiendo no solo a la memoria desde su materialidad sino desde otros de sus ámbitos como lo son la oralidad y la corporalidad.